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lunes, 2 de noviembre de 2015

Las ventajas de dejar de lado el yo

Todos tenemos y nos identificamos con un yo, una identidad, un "sí mismo" o como prefiramos llamarlo. Sin duda, tener un yo tiene muchas ventajas, pero no siempre nos damos cuenta de que también tiene algunos inconvenientes, porque cuando ese yo está demasiado presente en ti, cuando eres demasiado consciente de él, puede crearte problemas.

"Yo pienso, yo sufro, yo siento, yo no puedo, yo no soy competente"… La palabra yo está delante de todo lo que sientes, incluido el dolor y el sufrimiento.

Eres tú quien siente y piensa y, por tanto, te identificas totalmente con tu dolor o tus pensamientos.

Pero, ¿cómo es o qué siente alguien que experimenta esas mismas emociones y pensamientos pero no se siente identificado con su yo? La diferencia sería la siguiente: cuando sientes, por ejemplo, ansiedad, y la identificas como tuya, dices: siento ansiedad.

En cambio, si decides alejarte un poco de tu yo, dejar de lado esa identidad con la que te identificas, podrías decir algo como: "hay ansiedad aquí". "Aquí" es ese espacio en el que habita todo lo que eres: el espacio donde surgen tus pensamientos, tus emociones, tus deseos, todos esos procesos mentales que van y vienen, que surgen y desaparecen; es también el lugar donde se encuentra el observador que observa esas emociones y pensamientos y sabe que están sucediendo.

Es bueno unir todo eso en un solo yo, en una identidad y una unidad coherente, y es psicológicamente saludable y necesario, pero identificarnos con ese yo hasta el extremo de no ser nada más, puede resultar irreal y hasta perjudicial en algunas ocasiones.

¿Sabes que en tu cuerpo hay una enorme cantidad de bacterias que realizan funciones vitales, de manera que sin ellas no podrías vivir? ¿Y que esas bacterias son parte de ti, igual que el resto de las células de tu cuerpo? Si tenemos eso en cuenta, ¿quién eres tú?

Lo cierto es que eres muchas cosas; por eso resulta un tanto irreal sentirte excesivamente identificado con tu yo, porque eso te hace estar demasiado pendiente de ti mismo, te desconecta del resto del mundo, te impide fluir con la vida y el mundo e intensifica enormemente tu sufrimiento.

Si no hay un yo que sufre, tampoco hay sufrimiento, de manera que cuanto más grande sea el yo, mayor es el sufrimiento, porque más te identificas con él. Es decir, si estás demasiado centrado y absorbido por tu yo, este se vuelve inmenso. Para que eso no suceda, debemos aprendernos a librarnos de él en los momentos en que no sea necesario.

¿Cómo se hace esto?

Piensa en algún momento de tu vida en que te concentraste tanto en algo que te olvidaste hasta de ti mismo, del tiempo, de la hora, de todo a tu alrededor, estando completamente abstraído y en total un estado de flujo. Ese fue precisamente un momento en el que estuviste sin un yo, lo olvidaste, lo apartaste de ti, lo hiciste pequeño; y en ese momento no había dolor alguno, sino más bien una ausencia de ti mismo y, por consiguiente, de aquél que sufre.

Por tanto, como ves en este ejemplo, puedes funcionar perfectamente sin un yo, dejándolo aparte en determinados momentos de la vida, cuando realmente no es necesario.

Haz la prueba

Si quieres practicar ese estado de "no-yo" para sentirte mejor, puedes hacer un ejercicio sencillo: cuando te sientas triste, observa esa tristeza y di: "Hay tristeza aquí", o "Hay una tristeza profunda aquí ahora" o la frase que mejor describa lo que está sucediendo en tu interior. Haz lo mismo para otras emociones negativas: miedo, ansiedad, ira. Hazlo durante unos días como un experimento para ver cuál es la diferencia respecto a lo que haces habitualmente y qué te aporta este pequeño alejamiento del yo.

Fuente: http://motivacion.about.com/od/Espiritualidad/a/Las-Ventajas-De-Dejar-De-Lado-El-Yo.htm

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